Ese instante antes de cada batalla
Hace pocos días, en una publicación, alguien me preguntaba qué siento cuando voy a pelear... antes del encuentro..
¡Vaya... la verdad, son tantas cosas!
Cuando vas a un combate, sabes que serán unos minutos, una lectura de fuerza, resistencia, astucia y estrategia... y lo primero que sientes es nervios, quizás sería honesto decir miedo, ese miedo a no lograrlo, a estar equivocado, aquello te hace subir la adrenalina. Entonces te llaman, subes al Tatami y tras el protocolo inicial escuchas la instrucción que da comienzo al encuentro -¡Fight!- y la represa se desborda.
Muy seguramente, después de unos días previos de preparación, el Jockey sobre su caballo, dentro del aparador, esperando que se abra la puerta de salida tras la orden de “partida”, debe sentir algo similar. Qué decir del clavadista de altura arriba en lo alto del trampolín, el paracaidista parado ante el vacío, el cuarto bate que espera el lanzamiento con bases llenas, el astronauta en cuenta regresiva.
Cada vez que sales al ruedo, a la batalla, al combate (en todos los aspectos de tu vida), cuando te lanzas y rompes la inercia, en ese instante inicial, ya tienes una primera victoria porque le ganaste al miedo. En tu intento y disposición, ya triunfas tú primera batalla, te la has ganado a ti mismo. Y esto aplica en cada paso de la vida, desde que nacemos.
No lo recordamos, pero nuestro primer paso (cerca del primer año de vida) fue todo un Round venciendo el miedo a caernos. Nuestra primera vez en la escuela (miedo a dejar la casa, a apartarnos de mamá y papá); el primer trabajo, la primera renuncia o cambio de trabajo (miedo a no lograrlo). Podemos decir sin duda que cada día tiene su lucha, su reto, su pequeño susto, su batalla a vencer.
Intentemos tomar consciencia de ese instante de miedo y entonces sonreír, ya que no es malo sentir miedo... ese miedo es señal del inicio del cambio, es un primer escalón, una alfombra de entrada al salón de pruebas luego de entrenar, de estudiar, de practicar y prepararse... en fin... vemos siempre que, tras superar ese pequeño miedo inicial, alcanzaremos otro nivel.
Es tu combate personal
En esos instantes, antes de saltar, no te subestimes, porque eso te debilita; pero tampoco de sobrestimes, eso puede ser aún peor, ya que cuando te crees por encima generas en tu mente una tranquilidad y un sentimiento de logro que hace que esa llama, esa chispa, esa adrenalina, te abandone o no fluya, y sin darte cuenta, no entregarás lo mejor de ti.
Luego de entenderlo así, no permitas que ese miedo te paralice, y al contrario, permite que te muestre lo que puede ocurrir cuando no te preparas; sabiendo que no se trata “ni de suerte, ni casualidad” (como escribí en mi entrada anterior). No te sientas Mal por estar nervioso por lo contrario alégrate porque ese corazón reviente de emoción cada vez que lo intentas. Eso quiere decir que te importa lo que haces y que quieres lograrlo.
Quizás debas temer cuando ese sentimiento no esté allí, y convenga preguntarte si realmente quieres hacerlo, si te gusta lo que haces. Así como en el amor, si no te gusta, no te pones nervioso.
Difícilmente lograremos ser feliz haciendo aquello que no nos gusta, sea cual sea nuestra profesión, deporte, hobby, hagámoslo con pasión, disfrutemos cada pelea, cada intento.
Casarte, renunciar a tu salario y emprender algo independiente, salir de tu país tras un sueño, volver a tu país tras el mismo sueño, tener un hijo, considerar adoptarlo quizás; cambiar de carrera en la universidad.. estos pueden ser grandes sustos al momento de decidir o dar un paso inicial, un giro a tu vida, el comienzo de otra etapa.
Pero también puede haber pequeñas, grandes hazañas dentro de tus decisiones: como comenzar una rutina de ejercicios... o una dieta más sana; ir voluntariamente a donar sangre en el hospital de tu ciudad, plantar un par de árboles, ser el primero en pedir disculpas ante un error. “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad” –Neil Armstrong-
¡Vamos a vencer nuestros propios temores cada día, siendo mejores que ayer!
Como me dijo alguien hace un tiempo:
¡Eres un campeón por el solo hecho de intentarlo... El trofeo, es solo un souvenir!
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