Cuando no estamos preparados
Sin hacer complejos análisis a conceptos de tiempo, sabemos que es común decir, en estas fechas, que estamos estrenando año, apenas corre la primera semana y muchos hacen un balance de lo logrado, lo cumplido, lo que se hizo y se dejó de hacer en 2021.
Si bien hay cosas que escapan de nuestras manos y algunos factores, como la pandemia, pueden haber alterado nuestros planes, no menos cierto es que siempre la mayor responsabilidad por aciertos y desaciertos recaerá en nuestros hombros. Reconocerlo es un sano comienzo a la hora de reprogramar nuestra agenda 2022.
Ocurre con frecuencia en nuestra experiencia de vida, que ciertas cosas por las cuales estamos luchando, creyendo darlo todo, resulta que no se nos dan... y no solamente eso sino que, como consecuencia, desenlazan otras secuencias de errores que no teníamos contemplados.
La razón es simple: No estábamos preparados
Nos lamentamos de lo que no ocurrió, lo que “no se dio”... sin percatarnos que, sencillamente, no estábamos preparados. Es sencillo, es una realidad, puede ocurrir, no somos infalibles ni perfectos.
Lo que sí te corresponde, es la manera en que vas a asumir los hechos: algunos abandonan y echan todo por la borda, mientras que otros continúan trabajando e insisten en conseguir sus objetivos.
Según corresponda, tocará reorientar la estrategia, el presupuesto, hacer inventario de recursos, redistribuir los horarios que dedicamos a levantar nuestro proyecto, sea entrenar, re-modelar, vender algo... o consolidar una relación afectiva.
Cubriendo cuidadosamente cada uno de los pasos, será cuestión de tiempo que nuestras cosas se empiecen a dar. La luz de lo logrado y la satisfacción del triunfo comienzan a aparecer y en ese momento es donde caes en cuenta de tus muchas omisiones en tu anterior intento, porque no estabas preparado.
Aplicar una buena estrategia a tus
sueños requiere de tantos y tantos detalles, que sólo el tiempo y la
perseverancia te pueden mostrar que aun contando con la mejor intención, un
gran capital y estudios, aun así, puedes fallar. Podemos verlo en una relación,
en los estudios y ejerciendo nuestra profesión u oficio.
Un ejemplo muy evidente podemos verlo en aquellas personas que, por suerte, se ganan el premio gordo de la lotería, un 95% de ellos pierde su fortuna al cabo de corto tiempo ¿La razón? No estaban preparados para manejar dinero.
Entonces, siendo que vayamos, a un
combate o torneo, a una prueba trimestral, a renunciar a nuestro empleo para
hacernos independientes, a iniciar una relación de pareja... y no lo logramos, podemos
dar por seguro que no estábamos preparados en ese momento.
Pero son todos aquellos fracasos o fallidos intentos los que forjan nuestra preparación. No te sientas mal si aún no lo logras. Si fallas, si te cuesta, si debes insistir una y otra vez, créeme, quienes pasan por estos incómodos escalones, consiguen resultados más sólidos y más duraderos.
Revisa constantemente, evalúa día a
día, si lo que aplicas no está dando resultados, cambia de estrategia, de plan,
pero no de meta.
Mantente atento a la lectura de las
señales, si luchas con el mismo oponente
en varias ocasiones y aún no lo vences; si inyectas continuamente capital a tu
negocio y no avanzas; si repruebas continuamente el mismo examen o no alcanzas
los objetivos planteados en tu trabajo.
¡No esperes mejorar resultados mientras sigas cometiendo las mismas equivocaciones!
Es hora de aplicar un cambio de
estrategia y método.
Analiza y prepárate
Es así , los errores nos dan la experiencia que por allí no es el camino para llegar a la meta, cambiemos las estrategias pero no la meta. Excelente!!!
ResponderBorrarHola amiga. Así mismo es, revisar continuamente para así estar atento a las fallas.
Borrar