A donde guíes tu mirada
Frecuentemente usamos mucho
de nuestro tiempo en pensar (suponer) cosas que quizás nunca ocurran o que tal
vez resulten de mejor manera de lo que suponemos. Estos pensamientos, suelen
llevarnos a lugares, escenarios y situaciones complicadas y es son justamente
esos pensamientos a los que le damos mayor fuerza y le dedicamos más tiempo; convirtiéndose
en angustias y preocupaciones.
Esa fuerza y ese tiempo que
le hemos dedicado nos deja con poco espacio mental para los buenos pensamientos,
las propuestas y las posibles soluciones y es entonces ocurre que la actitud
cambia de manera negativa, sin darnos cuenta llega a reflejarse hasta en nuestras
miradas.
Nos volvemos hacia atrás
buscando una razón o un culpable, generando un arrepentimiento, dejando de
avanzar. Miramos hacia los lados, señal de que tenemos dudas e inseguridades.
Recuerdo una prueba
psicológica en donde te preguntaban: ¿De qué color son tus zapatos?... y todos
respondían el color, pero cuando les decían ¿estás seguro? el 95% bajaba la
mirada -dudaban- y uno puede llegar a decirse ¿cómo es posible dudar sabiendo
que uno mismo se los puso esa mañana?... pues sí, las dudas suelen aparecer y
hacerte fallar o desconfiar de tus propias habilidades o conocimientos.
Luego miramos hacia abajo. Regularmente
esa mirada conlleva tristeza, derrota, frustración; es como una sensación de
derrota, de lamento, de rendición.
Pero mirando hacia el piso
no podrás evitar caminar sin volver a tropezar. Miremos al frente !Aquí y ahora!
es donde estamos y a eso vinimos.
Posiblemente eso que te
tiene pensando hoy, por más que lo pienses, presente un resultado diferente
mañana, completamente distinto al que puedas esperar. ¿Acaso lo que está
sucediendo hoy no es un poco distinto a todo lo que te imaginaste hace un par
de días?... Bueno, adivinen... les toca reaccionar, atacar y es donde terminamos
percatándonos que hemos perdido mucho tiempo pensando y pensando, cosas que no
eran, desaprovechamos mucho tiempo útil... ¡y hasta ahora caemos en cuenta!
Ahora bien ¿qué pasa cuando
miramos hacia arriba? -Porque mirar hacia abajo tiene una contraparte, y es
mirar hacia arriba-.
Exactamente, sentimos fe,
esperanza.
Cuando te caes y vas a
levantarte ¿hacia dónde miras?
Mentalmente, como tu alma,
tu mirada trata siempre de mirar hacia arriba y respirar profundo. Como en aquel
libro "Juan Salvador Gaviota" que nos sugiere que una Gaviota que
mira lejos, vuela alto... y contempla mejor su paisaje.
Nadie dijo que sería fácil, ni
rápido o que los resultados están garantizados, no, pero tus pensamientos serán
el piloto de tus acciones y tu actitud.
Recuerda: mira lejos y vuela
alto; no siempre esperes días soleados y bonitos para volar, debes hacerlo
también en días oscuros y tristes, muchas veces porque así lograrás deshacerte
de ellos, marcando distancia sin esperar a que sean ellos los que se aparten de
ti.
Así como las aves vuelan
contra el viento. Los aviones despegan de la misma manera.
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