El Estado de Ánimo
¿Qué pasa cuando lo perdemos?
El estado de ánimo define el
resultado de nuestras actividades, de nuestra vida, de lo que hacemos, lo que
nos gusta, incluso a veces cuando no hacemos nada.
Voy a comenzar esta entrada contando una primera anécdota:
No me iba bien y había
perdido mi estado de ánimo.
Ocurrió que, uno de esos días, estando
en un parque, suena una solicitud de servicio. Cuando voy a buscar a las
personas, no estaban, se tardan mucho en llegar, era pleno mediodía de un
domingo, verano, hacía demasiado calor. Afuera había muchos otros autos
esperando y mis pasajeros no llegaban… así que efectivamente, todo aquello
alteró mi estado de ánimo.
Entonces se me acerca un
señor mayor, que conducía un carrito viejo -recuerdo un Neón- digamos que, en
líneas generales y para no entrar en detalles, su carrito “parecía no reunir las
condiciones”. Sin embargo, y para mi sorpresa, el hombre vestía un traje con
corbata, era un traje que se apreciaba quizás algo usado o fuera de moda, pero
bueno y limpio. Lo cierto es que aquel hombre, luciendo su traje con corbata, se
acercó a la ventana de mi auto y me dijo animado: ¡Sonríe!... ¿Qué te pasa?
Aquello me tomó por sorpresa, quedé perplejo al
oír que lo que me había dicho. Y entonces, sin mediar palabra, me dije – es verdad,
¿qué me pasa? – Vi la actitud del señor y noté que le abría las puertas a las
personas que abordaban su viejo Neón, como si de cualquier Limusina V.I.P. se
tratara, las asistía para subir, volvía a cerrar las puertas, les sonrió. Luego
me hizo un gesto con la mirada, despidiéndose de mí y haciéndome como con una
seña pareció repetir, ¡Sonríe!... luego subió a su auto y se fue.
Automáticamente yo me repetí:
¡Oye sí!... es cierto, mantén tu estado de ánimo, no importa lo que estés haciendo,
eres tu quien decide lo que vas a hacer ante cada situación.
Entonces recuerdo a aquellas
pasajeros que al fin llegaron; yo, ya había cambiado mi estado de ánimo, los
recibí con un “Buenas tardes”… mucho respeto, traté de mantener una
conversación amena durante el trayecto... y tras llegar a nuestro destino, esas
personas me obsequiaron un tip, una propina... y lo digo ahora, no por el valor
del dinero que me dieron a cambio, sino recalcando que fue la respuesta
recibida por el cambio de mi estado de ánimo.
Entonces Entendí… o tal vez
no deberíamos decir “entendí”, porque es algo que uno sabe y no lo aplica, el estado de ánimo es el que decide.
¿Cuestión de actitud?
A veces uno va caminando (seguramente
les ha ocurrido a ustedes) y hay personas apostadas en la acera, buhoneros,
vendedores ambulantes, y les ves con un fabuloso estado de ánimo; cuando te van
a ofrecer algo, lo hacen con verdaderas ganas de atenderte y venderte, una
elocuente atención... y dices -¡Vaya!- Porque, en no pocas oportunidades, has
entrado a una tienda de lujo, en algún local de mejor categoría… y ocurre que
el personal te mira como por encima del hombro. Entonces es fácil percatarse de
que realmente nos define nuestro estado de ánimo.
Cuando perdemos nuestro
estado de ánimo es como que empezara a llover, ves oscuro, las cosas no te
salen bien. Repito: Nos define el estado de ánimo.
Y así vamos por la vida,
vemos personas entrar a un sitio, un
bus, un banco, luciendo una cara larga; mientras que hay personas que lo hacen
con otra cara: saludando a todo el mundo, dando los buenos días, las buenas
tardes, atento al personal del banco, con paciencia al momento de esperar,
escuchando con atención las explicaciones antes de hacer un reclamo… y
realmente, eso es la vida: Estado de Ánimo.
Pongamos, por ejemplo, un profesor
de karate: tiene que trabajar conectado a sus muchachos que están recién
comenzando, o que pueden sentirse frustrados, se desaniman en los inicios.
Ese profesor debe sacar lo mejor de ti. De hecho, ese profesor no te debe exigir nunca que ganes... él te va a exigir que des lo mejor de ti, que tengas ánimo y entonces des lo mejor de ti. Porque al final del cuento eso es lo que la gente respeta y valora.
¡Qué bonito y que positivo
es levantarnos y asumir que tenemos que cambiar nuestro ánimo!
Qué fácil (ya lo hemos
dicho) andar felices cuando todo anda bien... y entonces, cuando las cosas “no
andan tan bien”… cambiamos nuestro estado de ánimo y tendemos a empeorar todas
las cosas, porque sólo nos enfocamos en el lado negativo, lo que salió mal, lo que
no es, lo que no logramos, sin ver que ”hay otras cosas”... porque no todo se
trata de ganar.
Ciertamente tras un objetivo,
todo se trata del viaje. Cada día, al final del día, hemos hecho un montón de
cosas. Agradecido por lo que tenemos.
Recuerda: el peor trabajo es
el que no se tiene, el peor esfuerzo, es el que no se hace, y lo peor que
podemos hacer nosotros mismos es perder el ánimo.
Cuánto quisiera yo, a veces
me digo en medio del camino cuando me va bien, un día excelente. De esos días en
que, por decir, tienes establecido un monto mínimo de venta y resulta que ése
día lo doblaste. Pero entonces, si al otro día no es bueno, dices hoy estoy
triste porque no vendí nada.
Pensando así, resultará entonces
que vas a estar todo el tiempo triste, hoy porque no vendiste, mañana porque llueve,
y quizás pasado mañana, porque tienes malestar de estómago... entonces siempre,
si te empeñas, vas a tener motivos para estar triste.
Tu estado de ánimo,
no puede ser algo que te roben así de fácil.
Una vez me ocurrió que, estando
con mi hermano -segunda anécdota- él iba conduciendo cuando, se le atravesó
imprudentemente una persona. Mi hermano se molestó, aquello en verdad pudo ser
una calamidad, gritó... y cambió su estado de ánimo. Se puso agresivo,
insultando al señor ya lejos... y en esa actitud, rodamos como 15 kilómetros.
Mi hermano estaba realmente bravo. Yo creo que la otra persona ni se percató y
por tanto no pudo dar importancia a lo que había ocurrido.
Entonces, en medio de las
palabras que puedes expresar – ¡ése si es bruto, no sabe manejar!- me pregunté
a mi mismo: si esa persona es bruta, y uno se dice inteligente, y sin embargo
aquella logró cambiar tu estado de ánimo, imaginemos lo que haría una persona
inteligente contigo.
Si ese, al que llamamos
bruto, poco inteligente, te cambió, te robó tu estado de ánimo, en tan solo
unos segundos, con una maniobra que hizo con su carro. Tú no estás bien.
El estado de ánimo, es tuyo,
te pertenece. Tú eres el dueño de él. Tiene que ser algo fuerte, algo decidido.
No dejes que otras personas te roben tu estado de ánimo.
Decide tú por ti, que nadie
hace feliz a otra persona si no es feliz primero consigo misma.
Si llegas a una clase,
llegas a una oficina.. y en lugar de tomarte un café callado y solitario, lo
ofreces a los demás, tú estás generando
estados de ánimo para ti y para los otros.
Y hay otra frase que con
frecuencia me repito a mí mismo: ¿Quién hace negocio con pobre? –refiriéndose a
personas sin capital monetario-. Imagínate que estás vendiendo una Tienda y te
preguntan cómo te fue hoy y respondas “más o menos”... Ahí ya fracasaste.
Porque ya estás siendo negativo.
Así que recuerda que vendes, no sólo el producto, sino también lo
que eres, tu visión de las cosas.
He visto personas ir a
vender, muy bien vestidos, a lo mejor no tienen medio dólar en el bolsillo,
pero los ves impecables, buen aroma, buena expresión, excelente estado de ánimo,
eso es clave.
Imaginemos a una persona
llegando a una entrevista de empleo lamentándose: Disculpe que llego tarde, es
que me quedé dormido, o el autobús me dejó - ¿Quién quiere contratar a una
persona que en vez de aportar soluciones venga a traer más problemas a una
empresa?
Así, muchos de nosotros comenzamos
un nuevo día con un: hoy no fue, anoche no dormí bien, ayer me fue mal entonces
hoy seguramente será igual… entonces, el estado de ánimo va definiendo y
definirá el resultado de nuestro día, y sobre todo marcará la diferencia entre
ser feliz o vivir apagado.
Recuerda, siempre mantén tu
estado de ánimo no dejes que nadie te lo robe que sea tan fuerte que no puedan penetrar
desde adentro hacia afuera, que seas tú y sólo tú, quien defina tu estado de ánimo.
Si tu fueses profesor y tu
equipo perdió o tu peleador (en el caso de karate) perdió.. ¿Como resaltar el estado
de ánimo?.. ¿Acaso decirle No importa que perdiste?.. ¡No... Sí importa! porque, de todas, todas no las ibas a ganar; ya que perder, también es parte del
entrenamiento.
Perder, o mejor digamos, "aquello que no
logramos", nos enseña la perfección de las cosas. Nos enseña que hay otras
personas que están haciendo y entrenando más que nosotros, que se prepararon
mejor que nosotros y no solo físicamente, mentalmente, a veces una persona que entra
al tatami, al área de combate, tiene una actitud, con la que ya perdió, porque llega
diciendo que le tocó contra el más fuerte, pensando -ojalá que no me toque este
en la primera ronda- y ya así, perdió.
Le comentaba yo a mi
profesor y amigo que, seguramente, a la edad de nosotros, ya adultos, bastante
adultos, jaja, (masters), para ganar, debemos “consolidar nuestro estado de
ánimo”, pero en el triángulo que conforma junto al estar preparados (bien preparados) físicamente y estar mentalmente decididos. Así:
-
Cuando logramos fusionar esto,
en verdad que ganamos, nos va bien, el resultado quizás sea un punto a favor o
quizás un punto en contra y no obtengamos el triunfo en esa pelea. Pero con
seguridad, nuestro estado de ánimo definirá nuestro performance, logrando que
todos vean que, realmente, cada uno de nosotros estamos hechos para ganar.
Nuestro estado
de ánimo siempre, al final del día, al final de cuentas, es el que decide y el
que hace que brillemos o no brillemos.
Hagan lo que hagan, siempre mantén
tu estado de ánimo por encima.
Y en los peores días… o en
los días, “no tan buenos”, recuérdate: de las cosas buenas, de lo que eres
capaz, y de la enseñanza de los días no tan buenos ¿Ok?
Así que,
¡Arriba con el
Estado de Ánimo!
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